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🧶 Cuando la espiritualidad no solo toca el cielo, sino también el corazón

Ora con devoción, practica silencio, busca a Dios, pero cuando discute, no sabe expresar lo que siente. Tiene claro el mandato de amar, pero no sabe cómo amar bien. Ellos cumplen sus prácticas religiosas con constancia, pero están agotados, reactivos, ansiosos.


Peter Scazzero lo expresa como una revelación sencilla y radical: La salud emocional y la espiritualidad contemplativa no son rutas separadas, son parte de un mismo tejido. No se trata de elegir entre sentir o creer, entre descansar o servir, entre ordenar o orar, se trata de unir.

🛠️ Tres piezas que sostienen el alma


La propuesta que inspira este curso se asienta sobre tres pilares:


1. La emoción como brújula espiritual

Reconocer lo que sentimos, sin culpa, sin juicio, permite vivir la fe desde la verdad. Nombrar la ira, la tristeza o el miedo no debilita nuestra espiritualidad, la afina. Porque lo que no se reconoce se actúa. Y solo cuando lo emocional se vuelve parte del camino, el corazón puede abrirse a lo sagrado con honestidad.


2. La contemplación como raíz y refugio

Detenerse. Respirar. Escuchar. Practicar el Oficio Diario, el Sabbat, la Oración del Examen no como rituales, sino como espacios de presencia. Momentos en los que el alma deja de correr y se acuerda de que existe.


3. La estructura espiritual como sostén del deseo

Construir una Regla de Vida, es decir, una trama amorosa que ordene la oración, el descanso, el cuerpo y los vínculos, permite que la fe tenga casa. Sin estructura, la espiritualidad se dispersa. Con estructura, florece en lo cotidiano.

🪞 ¿Y si el silencio también se construye por dentro?


Muchos creemos que orar más es hacer más. Pero lo que este enfoque nos enseña es que orar bien es, muchas veces, hacer menos con más intención. Es permitirnos sentir, escribir, dialogar, descansar, vivir con ritmos humanos. No desde el esfuerzo, sino desde la fidelidad. No desde el rendimiento, sino desde el vínculo.


Y ese cambio, pequeño, invisible y paciente, transforma:

  • Cómo vemos a Dios.

  • Cómo nos tratamos.

  • Cómo decidimos qué importa.

🧭 Un camino lento, pero revelador


La integración no es inmediata. Requiere práctica. Pero cada paso, un momento de pausa, una emoción que se nombra, un ritmo que se sostiene, es una costura que une las partes del alma.

Ya no vivimos divididos:


  • Lo que sentimos, lo que creemos y lo que hacemos empieza a armonizarse.

  • Lo espiritual deja de ser teoría y se vuelve experiencia.

  • Lo emocional deja de ser obstáculo y se vuelve lenguaje de lo divino.

📣 ¿Quieres aprender a unir emoción, contemplación y estructura en una espiritualidad encarnada?


Te invito al curso “Cuerpo, alma y vínculo: por una espiritualidad consciente”, donde exploramos cómo tejer una vida espiritual que nutra el corazón, sostenga el cuerpo y transforme los vínculos.


Porque lo sagrado no está solo arriba. Está dentro, entre, y a través de todo lo que vivimos con verdad.

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