top of page

¿Y si tu rutina de ejercicio está siendo parte del problema?

Haces ejercicio, lo das todo en tus clases, en el gimnasio, en tu caminadora. ¿Por qué ese dolor persistente en la espalda? ¿Por qué tu cuerpo sigue rígido, cansado o con zonas que simplemente “no responden”?


La respuesta no está en hacer más. Está en moverse diferente. Y eso comienza al cuestionar una idea que nos han vendido por décadas: que “ejercicio” equivale a salud.

📦 El movimiento que cabe en una caja


Imagina que te ofrecen una dieta saludable, pero que solo incluye arroz. Lo comes todos los días, creyendo que estás nutriéndote. Con el tiempo, empiezan a faltar vitaminas, minerales, variedad. Lo mismo ocurre con nuestras rutinas de movimiento.


Hoy en día, el ejercicio ha sido encapsulado:

  • Sesiones limitadas a una hora.

  • Movimientos repetitivos, casi siempre en el mismo plano.

  • En espacios cerrados, sin relación con el entorno real.


Tu cuerpo tiene cientos de articulaciones, miles de gestos posibles… pero solo usas unos cuantos. Ese patrón rígido no restaura: reduce. Y el cuerpo se adapta a eso que recibe, y a eso que nunca recibe.

💥 El riesgo oculto de entrenar siempre igual


Una persona puede tener fuerza, resistencia y disciplina… y aun así lesionarse al levantar una caja o al bajar mal un escalón.¿Por qué? Porque su cuerpo no se entrenó para ese tipo de carga. Se reforzó en lo que repitió, pero descuidó zonas dormidas.


Es como pintar una camiseta dejando una mancha rígida: al estirarla, no se rompe la mancha, se rompe el tejido alrededor. El cuerpo responde igual: compensa, se sobrecarga y se protege hasta que algo falla. 

🎨 Lo que tu cuerpo espera: un menú de cargas variadas


Katy Bowman propone una visión radicalmente simple: lo que nutre no es el ejercicio, es la variabilidad. Tu cuerpo necesita estímulos diversos: cargas en diferentes direcciones, intensidades, frecuencias y ritmos para mantener su salud estructural.


Algunos ejemplos poderosos:

  • Caminar sobre tierra desigual despierta sensores dormidos.

  • Agacharte, gatear, colgarte o cambiar de postura mientras trabajas, estimula tejidos olvidados.

  • Subir colinas y cargar objetos con distintas posturas redistribuye el esfuerzo y despierta zonas que estaban hibernando.


No se trata de entrenar más. Se trata de mover más partes, de más formas, en más momentos del día.

🌿 Tu cuerpo no necesita perfección. Necesita exploración.


El objetivo no es convertirte en atleta. Ni en acróbata. Es recuperar lo que tu cuerpo ya sabe hacer, pero dejó de hacer. Liberar una muñeca. Recordar cómo se cuclilla. Descubrir la profundidad de tu espalda. Como quien destapa una caja de herramientas olvidadas, y descubre que aún funcionan.


Porque el movimiento no es rendimiento. Es memoria corporal. Y moverte distinto hoy cambia tu biología mañana.

📣 ¿Quieres descubrir cómo moverte con más sentido, diversidad y libertad?


Te invito al curso “Mueve tu ADN: La mecánica cotidiana de estar vivo”, donde exploramos cómo reemplazar la rigidez del ejercicio tradicional por un estilo de vida que estimule cada célula.

No es una nueva rutina. Es una nueva forma de estar vivo. ¿Empezamos a moverte de verdad?

Comentarios


bottom of page